MUNDIAL COREA-JAPÓN. OCTAVOS
16 de junio de 2002.
Suwon (Estadio World Cup)
EIRE 1-ESPAÑA 1 (Penaltis 2-3)
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'SAN IKER CASILLAS DE ESPAÑA' NACE EN SUWON
Foto:fotosimagenes.org
ALINEACIONES:
EIRE: Given; Finnan, Breen, Staunton ('50 Cunningham), Harte ('82 Connolly), Kelly ('55 Queen), Holland, Kinsella, Kilbane, Duff, Keane.
D.T: Mick McCarthy
ESPAÑA: Iker Casillas;
Puyol,
I.Helguera,
Hierro,
Juanfran;
Luis Enrique,
Valeron,
Baraja,
De Pedro ('66 Mendieta), Raúl ('80 Luque) y
Morientes ('72 Albelda)
D.T: J.A. Camacho
Árbitro: Anders Frisk (Suecia)
GOLES:
0-1 (07') : Morientes
1-1 (89') : Keane (penalti)
TANDA DE PENALTIS
IRLANDA 2 - 3 ESPAÑA
Penaltis (3-2) |
Keane |
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Hierro |
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Holland |
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Baraja |
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Connolly |
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Juanfrán |
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Kilbane |
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Valerón |
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Finnan |
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Mendieta |
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España
se impone en la tanda de penalties con Casillas como héroe
A
cuartos con más angustia que gloria
16-06-2002. España se clasificó para cuartos de final en la lotería
de los penaltis ante un equipo irlandés correoso, combativo,
competitivo como el que más, pero impotente para hacer goles,
la suerte fundamental en el fútbol. Por eso España fue
mejor. O para ser justos, la Selección española pasó
la eliminatoria porque en lo que importa en el balompié -los
goles- fue menos inoperante que los incansables jugadores irlandeses,
que dieron una lección de pundonor, pero también mostraron
sus carencias para crear ocasiones claras de gol. Conjunto batallador
donde los haya, durante los 120 minutos que duró el partido,
Irlanda se comió literalmente al equipo español, que sólo
dió la talla los primeros siete minutos del encuentro y los quince
últimos, ya en la prórroga. Hubo un héroe, Casillas,
que detuvo un máximo castigo en el tiempo reglamentario y otros
dos en la suerte de los penaltis.
Irlanda,
un equipo de puro nervio, salió a por todas desde el inicio,
y los hombres de Camacho le hicieron frente, jugando con sus mismas
armas, pero con más acierto. El juego era frenético, sin
respiro. A los siete minutos un saque de banda propició una internada
de Puyol por el lateral, el catalán centró al área
y Morientes en el palo corto se anticipó a la defensa británica
para conectar un cabezazo imparable junto al poste contrario. Un gol
al más puro estilo británico que puso a España
en ventaja. Fue lo mejor que hizo el equipo español hasta la
segunda parte de la prórroga.
Como antes
de encajar el tanto, el equipo de McCarthy continuó con su presión
constante por todo el campo. El partido estaba siendo de los irlandeses,
no porque tuvieran el balón y lo jugarán con más
criterio- eso sí hasta que llegaban al área- ni tampoco
porque España se retrasara (en buena lógica con un resultado
favorable tan temprano), sino porque los jugadores españoles
se apiñaban detrás, sin orden ni concierto. No había
líneas de contención, sino unos hombres que intentaban
dejarse la piel para frenar a los irlandeses, y siempre sufriendo. El
caso es que el comportamiento individual de los jugadores españoles
en defensa fue encomiable (gran actuación la de Helguera, la
de Puyol y la de Hierro), pero como equipo naufragaron. Además,
los contraataques eran inútiles, porque Raúl estaba siempre
en fuera de juego. Sólo dispuso de una ocasión, ya en
la segunda mitad, y la desperdició.
Tras el
descanso, España se replegó más aún. Físicamente
Irlanda era superior y recrudeció su acosó a la meta española.
El partido se hizo angustioso. Tanto iba el cántaro a la fuente
que Duff se coló en el área, Juanfran reaccionó
tarde y metió el pié más a destiempo todavía,
derribando al extremo irlandés, que estaba siendo una auténtica
pesadilla para la defensa española. El árbitro señaló
el penalti. Pero Irlanda no marcaba ni así. Los reflejos de Casillas
fueron por delante del lanzador y detuvo el penalti. Era el inicio de
una jornada mágica para Casillas, que salvó de la eliminación
al equipo español.
Encerrada
en el área chica, España era incapaz de contener a los
rivales, que intentaban ganarle tiempo al tiempo atacando sin desmayo.
Raúl salió del campo, lesionado o consumido de bregar
infructuosamente con la zaga británica, o ambas cosas. Los únicos
momentos de respiro para el equipo español llegaron con la entrada
de Mendieta, un hombre que luego fue determinante al marcar el gol definitivo
en la tanda de penaltis. El partido parecía no acabar nunca y
llegó un segundo penalti contra el equipo español al filo
de los reglamentarios 90 minutos, cuando Fernando Hierro intentó
intercambiar la camiseta con Nigel Quinn antes del pitido final. Un
agarrón tan descarado que obligó al colegiado a señalar
por segunda vez el punto fatídico. Esta vez Robbie Keane no falló
y mandó a los equipos al purgatorio de la prórroga. A
uno- Irlanda- por no haber sabido rematar un partido que tuvo a su merced,
y al otro- España- porque era el cástigo mínimo
que merecía después de la pobre impresión que estaba
dando.
Para colmo,
España se iba al tiempo extra con diez, porque Albelda se resintió
de su lesión y se quedó en los vestuarios cuando ya estaban
hehos los tres cambios. Luis Enrique, también lesionado, permaneció
renqueante en el terreno de juego. Una papeleta difícil para
la Selección que tendría que sufrir todavía 30
minutos en una inferioridad física clamorosa ante los irlandeses.
Aguantó como pudo los primeros quince minutos de la prórroga
y sacó a relucir lo mejor que atesora en los segundos hasta alcanzar
la tanda de penaltis. Objetivo cumplido, porque resolver a su favor
de otra manera era impensable según se estaba desarrollando el
partido.
En la suerte
de los penaltis se impuso el oficio español, aunque fallaran
Juanfran y Valerón. Los irlandeses sólo convirtieron dos,
Casillas detuvo otros tantos y otro se fue al palo. Pasar a cuartos
de final quedaba en las botas de Mendieta, nuestro mejor especialista
a balón parado. Y Mendieta marcó, por algo habría
hecho el cambio Camacho cuando el partido se veía más
que complicado para nuestros colores.
Crónica: furiaroja.com
Imágenes:fotosimagenes.org
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