2013 - 2016. Historia de un declive
El declive de la furia roja en cinco toques
La selección española perdió en Francia la última corona -la europea- que mantenía de su maravilloso ciclo iniciado en 2008 y que culminó con la conquista de la Copa del Mundo y dos Copas de Europa consecutivas. La derrota de Saint Denis frente a Italia fue el desenlace previsible de un declive iniciado en la copa Confederaciones de 2013.
Tras la revalidación del título europeo en 2012 y hasta la debacle francesa en 2016, el ocaso de la selección española podría resumirse en cinco partidos.
La selección acude a la Copa Confederaciones de Brasil con las ausencia ya definitiva de Puyol, -perdemos la garra, combatividad y liderazgo que aportaba el central a la roja- y sin el lesionado Xabi Alonso. Pasa la primera fase frente a Uruguay, Nigeria y Tahití sin problemas, logrando incluso ante el país oceánico la mayor goleada en la historia del mítico Maracaná (10-0). Los problemas vendrían en semifinales frente a la siempre competitiva Italia, resuelto favorablemente para el equipo español en una eterna tanda de penaltis. Llegó la final soñada y tantas veces ansiada por jugadores, aficionados y prensa: Brasil-España en Maracaná. El partido generó mucha expectación. El resultado no pudo ser más decepcionante, no sólo por el marcador (3-0) sino por la imagen desoladora ofrecida por la campeona del mundo sobre el césped de Maracaná. Brasil desarboló por completo las líneas españolas, prácticamente infranqueables hasta entonces en competición oficial.
La derrota frente a Brasil en la Confederaciones se valoró como un accidente puntual al que todo campeón puede verse abocada e, incluso, se señaló el elemento de motivación extra, toque de atención y experimental que podría suponer para la cita mundialista que llegaría un año después en el mismo escenario. Así, España regresaba a Brasil para la defensa de su título con prácticamente la misma plantilla de la debacle de Maracaná un año antes. La incorporación del hispano-brasileño Diego Costa y la vuelta de Xabi Alonso, ausente en la Confederaciones por lesión, eran las principales novedades. También se incorporaron algunos sub21 como De Gea o Koke, pero no tocaron mucha bola. El debut frente a Holanda, rival que se presentaba con una motivación extra tras perder la final del mundial anterior frente a los españoles, no pudo ser más cruel. Holanda 5-1 España. El equipo español volvió a dejar una triste imagen sobre el terreno de juego. Imagen que escasamente mejoró en el segundo partido frente a Chile y que apuntilló las esperanzas de la furia roja de pasar la primera fase e intentar renovar corona.
Se pasó página a la debacle de Brasil excudándose en que la plantilla no llegaba en muy buenas condiciones físicas y, más bien, sucumbió a las temperaturas extremas del país que a los rivales. Nada de los planteamientos de los oponentes, que ya nos habían cogido muy bien el antídoto al tiki-taka. A pesar de la falta de autocrítica, Del Bosque comienza la fase de clasificación para la Eurocopa de Francia con la idea de ir renovando el plantel, en unos casos por obligación (Xabi Alonso y Xavi Hernández abandonan por decisión propia) y en otros por propia iniciativa (se prescinde del tandem goleador Villa-Torres).
Del Bosque empieza a probar con nuevos jugadores en los amistosos previos, pero en el segundo partido de clasificación de su grupo, en Zilina frente a Eslovaquia, se ven escasas novedades. Saltó de titular Koke, una de las promesas presentes en Brasil, y Juanfran (presente también aunque no como titular en anteriores convocatorias). La única novedad con respecto a etapas anteriores fue el delantero Alcácer, que salió en el minuto '71. El juego español vuelve a ser apático y sin planteamiento frente a una joven selección que contrapone sus escasos argumentos técnicos con dosis extras de motivación y esfuerzo físico. Eslovaquia acaba el 9 de octubre de 2014 con ocho años de imbatibilidad europea de la Selección Española en competición oficial (2-1).
España llega a Francia para defender el trono europeo y borrar la mala imagen de Brasil. Del Bosque ha utilizado en estos dos años a un total de 28 jugadores nuevos, de los que sólo seis (uno de ellos el tercer portero) pasan el corte final, además de repescar a Bruno Soriano y Aduriz -descartados en etapas anteriores- y recuperar a Thiago. De las nueve incorporaciones, sólo la pareja de delanteros formada por Morata y Nolito, han sido titulares. De Gea toma también el relevo en la portería. Tras un ilusionante inicio de campeonato ante la República Checa y Turquía, Croacia vuelve a poner en evidencia las carencias del equipo español. Se pierde 2-1 en los últimos segundos con graves errores defensivos y una nueva sensación de agotamiento físico y psíquico similar al del Mundial de Brasil.
A pesar del baño de realidad que supuso la derrota frente a Croacia, el cuerpo técnico y los jugadores continúan presa de la idea de que el sistema de la roja 'es incuestionable' (declaraciones de Cesc en el prepartido de octavos frente a Italia). Y tampoco pareció incuestionable para Del Bosque el 11 inicial, presentando frente a Italia la misma alineación de los tres encuentros precedentes. Los azzurri tampoco necesitaron cuestionar su sistema -tan antiguo como el fútbol italiano-, y lo amoldaron para vencer al contrario con una buena disposición sobre el terreno de juego, y mayor rapidez a su juego. Italia dio la estocada definitiva a un decrépito tiki-taka. La España de Del Bosque se hizo el harakiri.
Todo tiene su principio y su final, pero siempre nos quedará la duda de si no se hubieran podido alargar los éxitos de esta brillante generación de futbolistas, o al menos dulcificar las derrotas, con adecuados ajustes sobre el 'incontestable sistema' que empezó a hacer aguas en 2013. No lo sabremos, ya. Hay que mirar hacia el futuro. Hay muchas selecciones que les encantaría empezar a reestructurarse a partir de jugadores como Iniesta, Piqué, Silva, Busquets, Cesc, Ramos, De Gea, Koke, Thiago, Morata...y otras promesas que llaman a la puerta, y además, portando una estrella en el pecho (ésta ya no nos lo quita nadie).
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